Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Los años del desarrollo y el tardofranquismo

(C) Mercedes Alonso de Diego



Comentario

La actividad legislativa de los primeros años del Franquismo, ya desde el levantamiento de 1936 y su posterior extensión por el territorio nacional, consistió, en primer lugar, en abolir la legislación republicana. Se restablecieron algunas leyes anteriores, que habían sido suprimidas y, sobre todo, a partir de 1939, se implantaron otras de tipo restrictivo con respecto al periodo de la República. Tan sólo una década después, alrededor de 1950, se abrió el camino de las reformas, de la mano de algunas abogadas que habían sufrido ellas mismas la discriminación y que, desde sus puestos privilegiados en el mundo jurídico -algunas desde la misma Sección Femenina del Movimiento- reclamaban cambios para que definitivamente, las mujeres casadas, por el hecho de estar casadas, dejaran de depender de sus maridos, convertidas en "eternas menores".


El hecho de que fueran mujeres las que emprendieran este camino de mejora, y además que lo hicieran desde el ejercicio de la abogacía, da cuenta, de entrada, de que ya habían cambiado muchas cosas una década después del final de la contienda.



Grupo de señoritas con mantilla durante Semana Santa

Grupo de señoritas con mantilla durante Semana Santa




La vinculación que se estableció entre el Franquismo y las mujeres, ha llevado a algunos autores, como Rosario Ruiz Franco a preguntarse "¿qué es lo que induce a muchas mujeres a apoyar un sistema político en el que no sólo se recortan los derechos ciudadanos, sino muy especialmente los suyos propios? Por otra parte ¿cómo consiguen estos regímenes contactar con la población femenina para conseguir el apoyo a su proyecto, ¿de qué medios se valen?, ¿Cuál es el objetivo último de esta aproximación?". La respuesta está en relación con ciertos estereotipos femeninos.



En primer lugar, las mujeres son consideradas un sujeto idóneo. Tres son las condiciones que hacen de la mujer un instrumento precioso para este tipo de regímenes: su capacidad de sacrificio, considerada por algunos superior a la del varón, y que será fomentada; su puesto en el origen mismo del núcleo familiar, lugar privilegiado para la transmisión de ideas, normas y costumbres; y su ascendente anímico y moral sobre el varón. Cabe recordar que los regímenes totalitarios se levantaron sobre la crisis de las democracias occidentales en el ámbito de sociedades débilmente estructuradas desde un punto de vista orgánico y con un referente claro a la situación de desequilibrio creada por la Primera Guerra Mundial, y en el caso español tras la Guerra Civil. En esta circunstancias, es frecuente y casi generalizada la llamada a la reconstrucción nacional, una labor sacrificada en la que se intentan cohesionar nuevas estructuras sociales, políticas y económicas a través de una participación activa de toda la población civil bajo un único y excluyente signo político."



En segundo lugar, continuando con este lúcido análisis, podemos hablar de un discurso emocional: reconocida la trascendencia de las mujeres en la construcción del nuevo estado, se hace necesario vincularlas a su nueva misión. "Las mujeres se sienten protagonistas de la misión que el Estado pone en sus manos de manera directa y que es transmitida a través de un discurso específico.



En tercer lugar, están los motivos subyacentes: a los totalitarismos les interesa la recuperación demográfica de una población que ha sido duramente castigada por conflagraciones internacionales o civiles. Estos países pondrán en marcha una política natalista con doble interés: situar a la mujer en la esfera de lo privado y colocar a sus respectivos países en la estructura del poder internacional apoyada en la tasa alta de crecimiento.



En el caso español los mecanismos que contribuyeron a la vinculación de las mujeres con el Franquismo fueron tres: la Sección Femenina; una educación marcada por la ideología de la doctrina católica que avalaba el papel diferenciador de cada sexo en la sociedad, favoreciendo el mantenimiento de la estructura patriarcal familiar; y un ordenamiento jurídico que veía a las mujeres, además de como sujetos con unos derechos inherentes a su condición de seres humanos, como seres con una función social específica basada en su capacidad reproductora y educacional.



De la Sección Femenina se habló ya en el Primer Franquismo. Veamos más detenidamente los otros dos vehículos de adaptación de las mujeres al régimen franquista: la doctrina católica y el ordenamiento jurídico.